UN SUEÑO HERMOSO


Hace unos 3 o 4 años tuve un sueño muy revelador para mí, tan significativo que no lo he olvidado hasta hoy. No recuerdo en qué etapa de mi vida estaba en ese momento que pudo haber influenciado en mi psiquis para tener este sueño, ya que dicen que los sueños reflejan el estado emocional en que nos encontramos. Tal vez estaba en algún momento de reafirmación identitaria, de reafirmación de mi humanidad en tanto persona negra o de reafirmación de mi identidad como mujer negra. 

Quizá estaba enfrentando un momento de soledad afectiva; uno de tantos desde que vivo en Bogotá, desde que me sentí abandonada por mujeres negras que consideraba mis hermanas de camino, de luchas, de sueños, pero que un día decidieron hacerme a un lado, no porque me hubiera cambiado de ciudad, sino porque consideraron, por razones que no viene al caso decir, que ya no era buena para ser parte de su “hermandad.”

Sea cual sea la razón, ese sueño vino a mi como un bálsamo para mi corazón abatido. 

Fue tan importante el sueño para mí, que lo escribí en una pequeña libreta de apuntes, en la que escribía las cosas importantes por ese entonces; mis reflexiones, tristemente esta libreta se me perdió, lo que no se perdió fue mí memoria y gracias a las diosas recuerdo algunas cosas:

Soñé que estaba en un bosque verde y frondoso, donde había muchos árboles con largos bejucos y flores de todos los colores, en ese bosque nacía un río de aguas cristalinas, en el cual se podían ver abundantes peces plateados. Me acerqué para coger algunos con mis manos y cuando los cogí estaban muertos, los vi muertos en mis manos y me asuste mucho, recuerdo que me dieron ganas de llorar. 

De repente, de una gran nube que no era una nube sino una especie de jardín flotante bajo una mujer gigante, como esos gigantes que una ve en las películas. La mujer tenía la piel negra, brillante como el bronce, una larga cabellera con dreadlocks gruesas, y estaba toda vestida de verde naturaleza, como se supone está vestida la Madre monte. Ella, no era una mujer ordinaria, era una diosa; Ella, no me dijo su nombre ni me dijo que era una diosa, pero yo sé que lo era, porque lo supe cuando la vi. 

Lamentablemente, debido al largo tiempo transcurrido desde este sueño, no recuerdo las palabras que me dijo, pero sé que me dijo cosas importantes, reveladoras, precognitivas.

Lo que si recuerdo bien fue lo que hizo, metió sus grandes manos de gigante al río, tomó un pez y éste revivió en seguida, empezó a saltar en sus manos y todos los peces en el río empezaron a saltar, y ya no eran plateados, eran dorados. 

Y aunque no recuerdo todo lo que me dijo si recuerdo las palabras:

AQUÍ INICIÓ LA VIDA.

Recuerdo también que en la mañana cuando desperté y recordé el sueño, estaba entre maravillada y sorprendida, porqué, aunque no sabía lo que significaba el sueño, fue tan hermoso, tan vivido, tan sanador, que tuve esperanza y ya no me sentí sola. 


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