DÍA INTERNACIONAL DE LOS Y LAS AFRODESCENDIENTE

 


Por: Cumbe Internacional Afrodescendiente y Africano

El 31 de agosto de 1920 se celebró en Nueva York la Primera Convención Internacional de los Pueblos Negros del Mundo con la participación de miles de delegados de diferentes países y con el gran Marcus Garvey como anfitrión. Allí se adoptó la Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros del Mundo, gestada desde los pueblos negros del mundo.

100 años después, en resolución 75/170 del 2020 la asamblea general de la ONU adoptó el 31 de agosto como Día Internacional de los y las Afrodescendientes y aunque sin decirlo, conmemoró esto hito histórico. No es un secreto para nadie que aún en la actualidad millones de seres humanos en todo el mundo siguen siendo víctimas del racismo estructural imperante en las sociedades modernas y una parte importante de estas víctimas son de ascendencia africana, por tanto, la adopción de este día es una medida adicional que reconoce la deuda histórica del sistema mundo USA/occidental racista, colonialista, imperialista y blanco, hacía los pueblos negros del mundo, africanos y descendientes de africanos, como consecuencia del periodo esclavista de la historia que se mantuvo durante cuatro siglos en casi todo el continente americano y algunos países de Europa.

Este día invita a recordar que la  trata de personas negras fue catalogada como un crimen de lesa humanidad en la tercera conferencia mundial contra el racismo, en Durban Sudáfrica en el año 2001 y que a pesar de los pactos internacionales firmados y ratificados por los Estados, hoy las consecuencias de la esclavización de personas africanas y sus descendientes continua vigente en la exclusión social que, por un lado cercena la posibilidad de vivir dignamente de los pueblos africanos y afrodescendiente y por otro, refuerza la violencia racial que sigue campante tomando las vidas de centenares de hombres y mujeres en América, Europa y África.

Para los afrodescendiente y africano la Desracialización de la justicia y el bienestar es urgente y necesaria; no es una consigna, es un principio de derechos humanos que todos los estados y sociedades deben asumir; reconocer que el racismo es un patrón colonial del poder que se ha naturalizado en las sociedades modernas e impide que seres humanos, en este caso afrodescendientes puedan desarrollarse o gozar de sus derechos fundamentales es el primer paso para desracializar la justicia, el segundo paso es que las instituciones cambien el enfoque de políticas de inclusión a políticas de la justicia y del reconocimiento, reconocer al otro es reconocerse a sí mismo y solo a partir de ese entendimiento se podemos reconocernos como iguales.

La autonomía del movimiento afrodescendiente y africano a nivel local, regional y global no debe verse cooptado por la intervención institucional, tampoco se debe desradicalizar, en un mundo globalizado en el cual los discursos de odio racial se expanden tan fácil como un producto de consumo, debe persistir también un movimiento negro internacional con capacidad de unificar las banderas de lucha que se mantienen vigentes aún hoy y que son las mismas adoptadas en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros del Mundo y por el Movimiento Panafricanista en 1920.

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